Conecta
con la energía universal, transforma,
crea
y consigue
tus objetivos
Cuando
creemos que podemos, en realidad, podemos.
Sorprendentes
experimentos en los laboratorios más adelantados del mundo
corroboran esta creencia.
En
neurología han comprobado algo aparentemente descabellado: cuando
vemos un determinado objeto aparece actividad en ciertas partes de
nuestro cerebro… pero cuando se exhorta al sujeto a que cierre los
ojos y lo imagine, la actividad cerebral es ¡idéntica! Entonces, si
el cerebro refleja la misma actividad cuando “ve” que cuando
“siente”, llega la gran pregunta: ¿cuál es la Realidad? “La
solución es que el cerebro no hace diferencias entre lo que ve y lo
que imagina porque las mismas redes neuronales están implicadas;
para el cerebro, es tan real lo que ve como lo que siente”.
Fabricamos
nuestra realidad desde la forma en que procesamos nuestras
experiencias, es decir, mediante nuestras emociones.
Nuestras
células son las que se acostumbran a “recibir” cada una de las
emociones: ira, angustia, alegría, envidia, generosidad, pesimismo,
optimismo… Al acostumbrarse a ellas, se crean hábitos de
pensamiento. Un pensamiento o emoción crea una nueva conexión, que
se refuerza cuando pensamos o sentimos “algo” en repetidas
ocasiones. Así es como una persona asocia una determinada situación
con una emoción: una mala experiencia en un ascensor, como quedarse
encerrado, puede hacer que el objeto “ascensor” se asocie al
temor a quedarse encerrado. Si no se interrumpe esa asociación,
nuestro cerebro podría relacionar ese pensamiento- objeto con esa
emoción y reforzar esa conexión, bloqueo, “fobia” o “miedo”.
En
física cuántica todo es vibración, así también nuestras células
vibran según la emoción que estén sintiendo.
Cada
célula es un pequeño hogar de conciencia
Heinsenberg,
el codescubridor de la mecánica cuántica, fue muy claro al
respecto; los átomos no son cosas, son TENDENCIAS. Así que, en
lugar de pensar en átomos como cosas, tienes que pensar en
posibilidades, posibilidades de la consciencia. La física cuántica
solo calcula posibilidades, así que la pregunta viene rápidamente a
nuestras mentes, ¿quién elige de entre esas posibilidades para que
se produzca mi experiencia actual? La respuesta de la física
cuántica es rotunda: La conciencia está envuelta, el observador no
puede ser ignorado”.
La
palabra sería un paso más adelante en la creación de la Realidad,
por lo que tenemos que tener cuidado con aquello que decimos pues, de
alguna manera, estamos atrayendo esa realidad..
Cuando
aprendemos a “observar” nuestras reacciones y no actuamos de
manera automática, ese modelo se rompe”. Así pues, aprender a
“ver” esas asociaciones es la mejor manera de evitar que se
repitan: la llave es la conciencia.
Cada
uno de nosotros es un sistema de energías en vibración continua. Es
decir que las moléculas de que se compone cualquier clase de
materia, inclusive nuestros cuerpos, están en constante vibración.
Nuestros cuerpos crean, entonces, bandas de energía electromagnética
con una determinada amplitud de onda que les permite, al mismo
tiempo, emitir y absorber información. Así estamos en continua
comunicación con una matriz cuántica universal de carácter
holográfico.
El
ser humano es un complejo cuántico que posee la capacidad de
conexión e interacción con el universo; y que su equilibrio,
bienestar y salud dependen, de la calidad de recepción y emisión de
dicha señal. Para favorecer esta coherencia se puede interaccionar
con estos campos sutiles de energía mediante terapias que utilizan
luz, escalas cromáticas y frecuencias de sonido que ayudan a
re-establecer la comunicación con la matrix.
Nuestro
Universo sería un gigantesco almacén de información al que puede
accederse desde cualquier otro lugar del universo en cualquier
momento que se desee. Al igual que un ordenador central de una red
informática, toda la información queda almacenada en un disco
rígido al que puede accederse desde cualquier computadora del
sistema cuando el operario lo considere oportuno.
Y
ahora si, cuando recordamos ese antiguo Coan Zen que nos pregunta "Si
un árbol cae en el bosque y no hay nadie presente,
¿este hace ruido?" desde el punto de vista de la ciencia física newtoniana la respuesta era "si, por supuesto que hace ruido, por que el sonido son ondas que se generan como resultado del choque de la materia con la materia," pero desde el punto de vista cuántico científico espiritual la respuesta es otra. El árbol no hace ruido a menos que una conciencia lo configure de esta manera, en ausencia de una conciencia humana las partículas que componen el árbol así como las partículas con las que choca simplemente reaccionan de maneras impredecibles y no generan sonidos por que las partículas subatómicas no son ni partículas ni ondas. Son ambas cosas al mismo tiempo.
¿este hace ruido?" desde el punto de vista de la ciencia física newtoniana la respuesta era "si, por supuesto que hace ruido, por que el sonido son ondas que se generan como resultado del choque de la materia con la materia," pero desde el punto de vista cuántico científico espiritual la respuesta es otra. El árbol no hace ruido a menos que una conciencia lo configure de esta manera, en ausencia de una conciencia humana las partículas que componen el árbol así como las partículas con las que choca simplemente reaccionan de maneras impredecibles y no generan sonidos por que las partículas subatómicas no son ni partículas ni ondas. Son ambas cosas al mismo tiempo.
La
visualización creativa es una de las funciones elevadas de la
conciencia humana, y estas funciones interactúan con la realidad de
manera específica en el mundo cuántico que es la matriz del mundo
material, ya que es aquí donde la energía se convierte en materia.
Pinceladas cuánticas,
Sandra Ballestín
Visita nuestra página web http://www.matrixoc.com/trix/control.php?itemid=00
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