viernes, 27 de noviembre de 2015

Una lección para aprender


Una lección para aprender  







Para tener una relación cordial y sólida con los niños tenemos que ser coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos.
 
Nos podemos hacer las siguientes preguntas:
  • ¿Cómo aprenden los niños?
  • ¿Qué es lo que aprenden y filtran?
Lo primero es la calidad de la relación con el niño, esa relación tiene que ser cordial, ser capaces de crear esa conexión. Sin esto cualquier solución educativa es muy débil e inestable.
Por supuesto que no existen estrategias que sirvan para todos, desde luego si el educador en cuestión no ve y no puede intuir cómo es ese niño y su naturaleza vital como persona, es muy complicado la sintonía entre lo que demanda el niño y que la respuesta del educador sea coherente y comprensiva.



Ser amable, ser previsible y ser firme.

El niño está percibiendo lo que su educador le dice, a elaborar e interpretar. Si siente la confianza, si sus necesidades son atendidas, si le proporciona protección y seguridad, podrá desarrollar en el niño autonomía e iniciativa, su desarrollo como persona y poder avanzar en conceptos.

¿Qué es mejor, que al niño se le reconozca sus logros o que se le castigue por lo que no ha conseguido o superado?

Si el educador se muestra confiable, el niño se sentirá querido, con una buena autoestima, atenderá a las explicaciones y a colaborar. 




Atender a cada niño, como es, único y maravilloso. Ser tratado con dignidad y respeto, aún más si se porta mal. Poner el foco en lo que hace bien para lograr que el aprendizaje de lo que no hace también sea fácil y superable, con empatía y buscando soluciones positivas a los conflictos.

Una relación dónde no se use el temor, la humillación, la vergüenza, las amenazas.....

Una lección para aprender.

Gracias por ser y estar.

Sandra Ballestín







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